Con el buen tiempo que nos hace en verano en la sierra, apetece más salir fuera de casa y pasar el día al aire libre. El pasado domingo hizo un día maravilloso y nos fuimos de picnic al campo.
En la sierra madrileña hay infinidad de lugares bellos donde irse de picnic. El año pasado, dando un paseo, descubrimos un lugar con mucho encanto y teníamos pendiente volver para disfrutarlo más tiempo, así que pensamos en él en cuanto decidimos ir de picnic.
Llegamos sobre las 13:00 h. En contra de lo que pensamos, a pesar de ser domingo y agosto, no estaba masificado y había muchos lugares donde asentarse y darse un bañito con tranquilidad.
El agua estaba fría, está en continuo movimiento y es la sierra… Pero se podía aguantar y una vez dentro ya se sabe, te haces a la temperatura.
Después del primer bañito, decidimos buscar un sitio para comer donde tuviésemos una pequeña llanura al sol y al lado del río. Nos decidimos por un lugar con mucho encanto, de cuento diría yo…
La verdad es que no pudimos elegir mejor el sitio. A nuestro alrededor no había nadie, así que se agradecía mucho esa tranquilidad. Tan sólo escuchábamos a los animales, el aire soplar entre los pinos y el sonido relajante del agua…
Y después de comer ¡otro bañito en el río! La verdad es que no nos podemos quejar del tiempo que nos ha hecho. Hacía un sol espléndido, y aunque hacía calorcito, se podía estar perfectamente al sol sin quemarse.
Adoro los momentos de armonía con la naturaleza, cuando siento que quiero formar parte de ella…
Me encanta estar en el campo rodeada de la belleza de las flores, mariposas, un cielo azul y sol, mucho sol. No podía estarme quieta, me bañaba en el río, me iba a la manta del picnic, de allí a corretear por el campo…
Me encanta andar descalza, no lo puedo negar. El césped parecía una alfombra, no pinchaba y estaba mullidito. ¡Qué placer!
Después decidimos ir a darnos un último baño en un lugar precioso…
Aprendamos a disfrutar de todo lo que la naturaleza nos regala. Pero siempre respetándola, manteniéndola limpia y no alterándola.
Disfruten de las pequeñas cosas de la vida, porque un día mirarán hacia atrás y se darán cuenta de lo grandes que eran en realidad.
“Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza”
Rousseau